martes, 17 de julio de 2018

Rusia: Capitulo 1


Bienvenidos a la Federación Rusa

Más de un mes de viaje, cientos de nuevos amigos en el camino y miles de experiencias vividas, al fin estaba llegando a la meta de mi viaje: Moscú, Rusia. El mundial.
La emoción que sentía por dentro es difícil de describir, porque como toda emoción siempre es una mezcla de muchas cosas. Me sentía ansioso, acelerado, totalmente exaltado, muy pero muy feliz con ganas de saltar y correr de un lado a otro de tanta alegría, era un loco.
Ese sueño tan anhelado se estaba volviendo mas y mas real a cada kilometro que avanzaba la camioneta que me llevaba, el sueño se hacia realidad.
En este coctel de sensaciones también había lugar para la curiosidad, no paraba de preguntarme con que me encontraría en Moscú! Como seria el trato de los rusos? Servirían de algo las lecciones de ruso básico que me dieron Andrii, Olek, Mohamad y Marina?
En teoría ya podía pedir ayuda (pamoguite), saludar (priviet, paka, sdrasvuichti) , agradecer (spasiva, bolshoi spasiva), disculparme (sbiniti) pedir por favor (poyalutsa) y preguntar precios entre otras cosas...todo en ruso.
Pero como siempre lo primero es pasar la frontera y hacia allí nos dirigíamos, todos a bordo de esta furgoneta cargada con 7 personas y un catamarqueño contento.


"Entrando en tu Ciudad, Los piojos"

Ciro requested to me,
please use Los Piojos song´s in your videos,
and I always do all for my friends.

La Frontera Imaginaria.

La frontera entre Bielorrusia y Rusia es más bien virtual, solo se distingue en los mapas porque en el mundo real esta división no resulta tan clara.
Incluso es ilegal cruzar por tierra entre un país y el otro siendo extranjero, por eso tuve muchas dudas sobre la conveniencia de cruzar a Rusia en auto.
Pero en la búsqueda de soluciones me tope con un tratado, firmado por ambas naciones, donde se permite cruzar por tierra a todos aquellos extranjeros poseedores de un Fan ID durante todo el mundial.
De nuevo el Fan ID, el mismo que me reclamaron para entrar en Bielorrusia, esa credencial que yo aun no tenia, y de nuevo lo único que podía presentar era un email donde la FIFA me daba la aprobación para retirar esta credencial personalmente en Moscú (al menos esta vez había tomado la precaución de tener este email impreso).
El dominio del ingles de los oficiales rusos resulto exageradamente mejor que el de sus colegas bielorrusos, y con el mail impreso todo fue más sencillo. Tomo su tiempo claro, pero me dejaron entrar en la federación rusa, aunque extrañamente nadie estamp un sello en mi pasaporte.
Esto último me mantuvo en duda durante mucho tiempo sobre la legalidad de mi persona en suelo ruso y sobre las posibles consecuencias de ser un clandestino en esta parte del mundo.
La preocupación se termino solo cuando me hice un llegue a la embajada argentina, allí me prometieron que no tendría problema alguno siempre y cuando no me quede más de 90 días y que además puedo salir de Rusia por donde yo quiera... veremos qué pasa cuando salga por el Noroeste hacia Estonia.

With your Fan ID is allowed go crazy at Nikolvskaya.

El metro de Moscú

Para darse cuenta de la inmensidad de esta mega ciudad basta con mirar la red de metro.
Esta red está compuesta por 14 o 15 líneas de metro conectadas entre sí y que a su vez se enlazan con trenes y autobuses en estaciones que parecen museos soterrados, donde los trenes se mueven con una puntualidad cronométrica, arrastrando vagones plagados de gente que va y que viene, muchos de ellos igual de perdidos que yo, relojeando el mapa a cada segundo.
Al principio viajar en metro es súper pintoresco, es toda una aventura, pero no hace falta mucho tiempo para que moverse en metro por Moscú se vuelva fastidioso.
El tiempo para ir de un lado a otro de la ciudad puede ser una hora o a veces mas, sumado a eso está el olor a chivo que inunda las estaciones y que a veces en los vagones se vuelve insoportable, multitudes de gente que te obligan a caminar en modo pingüino, todos pegados uno tras otro.
Así y todo es el mejor medio de transporte, rápido y eficiente, donde muchos pasan hasta tres horas por día yendo de aquí para allá, viviendo bajo tierra como topos, por eso no es raro ver como intentan aprovechar el tiempo leyendo un libro, tejiendo o simplemente intentado dormir contra la ventanilla.
The metro lines at Moscow, huge like all this city.

Argentina fans at the metro in Moscow singing and jumping.

La amabilidad rusa

Los estereotipos rusos, esos que Hollywood se encargo de modelar durante años, no tardaron ni 2 minutos en derrumbarse a penas puse un pie en Moscú.
Esa idea de que los rusos son siempre los malos de la película y donde siempre son personas frías, insensibles, que desean dominarlo todo para demostrar el gran poder de la unión soviética.
La primera en patear el tablero fue esta mujer que viajaba conmigo desde Minsk a Moscú en la misma camioneta, ella no me dejo pagar por mi boleto de metro, lo pago con su tarjeta y también se aseguro de que yo  supiera exactamente adonde estaba yendo para que no me perdiera.
Este ejemplo se repitió todo el tiempo y en todos lados, aquí no hace falta saber ruso para pedir ayuda, a veces ni siquiera hacen falta las palabras, porque con parecer un poco perdido es suficiente para que alguien se nos acerque a ofrecernos auxilio desinteresadamente.
Desde un pibe en el súper ofreciéndose a traducir los sabores de los jugos cuando me vio indeciso para elegir alguno, hasta las personas mayores que sin hablar una sola palabra de ingles o español se preocupan de que uno no se pierda en el metro y llegue bien a su destino.
Lo mejor de que este país haya sido la sede del mundial es este gran descubrimiento para el mundo, o al menos es un descubrimiento para mí, la amabilidad rusa.
Una chica que conocí aquí me explico que los crudos inviernos no son un problema para los rusos, porque no importa el frio que haga, ellos siempre son de corazón cálido.

"The cold winter is not a problem for russian people,
cause we have warm hearts". M.M.

Darina y Jenya

Punto aparte sobre lo que significa ser amables.
Dasha es la prima de Marina y es la chica que se ofreció a hospedarme unos días en su departamento donde vive junto a su novio, Jenya.
Allí estuve tres días, ellos me dieron un juego de llaves del departamento y hasta me dieron su habitación para dormir, mientras los dos en modo camping, se acomodaron en un colchón inflable dentro de la cocina del departamentito.
La mañana que llegue Darina me preparo el desayuno mientras se arreglaba para salir a trabajar y luego me acompaño a tomar el metro que me dejaría en plaza roja.
Por la noche cuando regrese la flaca ya preparaba la cena, sopa fría de remolacha, plato típicamente veraniego, acompañado de una botella de Medabuja (bebida de miel y vodka).
La sopa me la baje toda y a duras penas porque la verdad que no me gusto y de la Medabuja tome un solo vasito, ni se me paso por la cabeza despreciar su invitación.
Pero si fue asombroso ver como la flaca se bajo casi solita la botella y ya bajo los efectos de una suave borrachera se dedico a enseñarme algunas malas palabras en ruso.
Ellos dos no tuvieron más referencia mía que la de Marina, y yo no tuve más que entender lo buena gente que son para confiar ciegamente en ellos, por eso cuando deje su dpto para mudarme al hostel deje ahi todo el efectivo que tengo, sin dudas era un lugar mucho más seguro que el hostel donde me mudaba.
Al par de semanas regrese a buscarlo y por supuesto estaba todo allí. Igual que ellos, que me recibieron con un fuerte abrazo.
Gente buena everywhere.


Medabuja: soft liquor, sweet torment.

Thanks again Darina & Jenya.

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