Para
llegar a República Checa, tuve casi un día entero de viaje en colectivo desde
Budapest.
Fibron
en mano llegue Brno cerca de las 8 de la noche, cuando el sol todavía jugaba
tiempo de descuento antes de darle paso a la noche.
Esta
ciudad estudiantil, al sur del país Checo, es una ciudad pequeña y decidí venir
aquí justo por ese motivo, la verdad que por el momento prefiero esquivar las
grandes ciudades.
Después
de tantas horas sentado fue casi un alivio caminar las pocas cuadras que
separaban a la terminal de buses de Brno del hostel que había a reservado algunas
horas antes para pasar la noche del martes por Booking,com, claro no tenía otra
opción porque ningún anfitrión de couchsurfing.com había respondido mis
solicitudes de hospedaje hasta el momento.
Sin
embargo la suerte sigue de mi lado, y esa misma noche apareció David Cech (sin
ningún parentesco comprobable con el arquero Peter Cech pero su apellido se escribe igual).
Este nuevo anfitrión me invito a
quedarme con él y su novia Kathy en la casa donde viven, a las afueras de la
ciudad.
El sol
puso primera y arranco el miércoles, así que yo también. Hice check out del
hostel, y salí a tomar el tranvía 4 hacia lo de David siguiendo sus indicaciones.
Camino
a la parada del 4 y por impaciente me apresure a cruzar una calle, claro el semáforo
de los autos paso del rojo al amarillo y para mí eso fue suficiente, por más
que el semáforo de peatones aun siguiera colorado.
Grave error,
casi me atropella el tranvía 12, y para evitarlo mis pobres rodillas tuvieron
que soportar el trote hacia otro lado de la calle con mis 15 kilos de mochila a
cuestas.
El tranvía
paso a plena bocina, y para cuando yo llegue del otro lado de la calle una
mujer policía que había visto toda la escena desde lejos me gritaba en un
comiquísimo acento: "ARE YOU CRAZY!!!"
Bueno la
verdad que el incidente no paso a mayores y lo importante es que llegue a lo de
David entero (rodillas incluidas).
Lo que
David se olvido de mencionarme sobre su casa, es que además de ellos dos, de
sus dos gatos y sus tres perros, en esta casa vivían otras 12 personas, entre
chicos y chicas.
Pero como
ya dije antes, hasta ahora a la suerte la tengo atada.
Porque la
casa era tan grande que hasta me toco una habitación para mí solo.
Porque las
aproximadamente 15 personas que viven allí resultaron todas súper amables
conmigo, y mejor aun todos hablaban ingles así podía charlar con todos.
De
hecho una mañana me encontré hablando con uno de los chicos de la casa acerca
de la expansión del universo, y si este está acelerando o desacelerando su ritmo. Hablemos
sin saber alrededor del mundo, aquí también vender humo es gratis.
En la casa
todos se animaron al mate y también a las nueces confitadas con dulce de leche,
que para ellos era un permitido porque claro al ser todos son veganos, obviamente
el dulce de leche esta prohibido.
Ese miércoles,
durante la tarde, David me llevo a recorrer la ciudad y lo curioso de la
historia es que este estudiante de informática de tan solo 22 años se camino
toda la ciudad conmigo a pata pelada, incluso y ya que le quedaba de pasada fue
a presentar su tesis final a la facu, así en patas!
Para cuando
el sol de la tarde se puso pesado, a David lo único que le quedaba puesto era la bermuda
porque la remera que el estaba usando paso directo al interior de su mochila.
Y no es
que sea algo normal andar medio en pelotas por la calle aquí en Brno, sino que David
es sencillamente un distinto.
Ese
mismo día los chicos me prestaron el lavarropas, se imaginaran que después de
casi tres semanas de viaje la ropa limpia no abundaba en mi mochila y honestamente
no quería cruzar la delgada línea que a veces divide el mochilero del linyera.
Bueno, resulta
difícil de explicar lo feliz que me hizo algo tan simple como lavar ropa. Y es
que viajar a veces se trata un poco de eso, de apreciar las cosas más sencillas
como la ropa limpia, una rica comida, una ducha caliente, una cama cómoda...así
uno se da cuenta de lo que es importante en la vida y de lo que en realidad solo
es relleno.
La
noche de miércoles paso y también la del jueves, y los chicos de la casa diciéndome
: "argentino te podes quedar todo lo que quieras, en esta casa sobra
espacio".
La
verdad ya me estaba poniendo muy cómodo y no quería irme de Brno, y no tanto
por la ciudad (a la que casi no le saque una sola foto), sino por todos estos
nuevos amigos y este nuevo hogar que se cruzo en el camino sin siquiera
esperarlo.
Así y
todo el viernes por la mañana decidí armar la mochila y seguir viaje, no puedo
olvidarme cual es mi objetivo: Rusia.
A todo
esto ya había aparecido otro argentino viviendo en Brno, amigo de una de las
chicas que ya me estaba buscando laburo, podría decirse que casi huí de la
ciudad, no es el momento de tirar el ancla, aun queda mucho por recorrer.
El
siguiente paso era ir hacia el norte, la situación geográfica de Brno me tenía
muy al sur de la República Checa, cerca de la frontera con Austria y durante
ese viernes mi intención era avanzar tanto como pudiera rumbo norte para llegar
lo más cerca posible de Polonia.
Otra
vez la suerte
No solo
llegue al norte de República Checa, sino que pude pasar a Polonia!
Hice casi
300 km en un solo día y todo por el módico precio de 3 euros...unos 90 pesos argentinos
en el peor de los cambios?
Primero
y a través de BlaBlaCar, un app muy utilizada aquí en Europa para compartir
viajes en auto, conseguí que me dejaran muy cerca de la frontera con Polonia
(norte del República Checa) en una estación de servicio, tal como yo había
pedido.
Me tomo
menos de media hora quizás encontrar un pedazo de papel que transformar en
cartel, ahí escribí: "From Argentina to Poland".
Y
funciono!
Porque
paso André, camionero polaco de muy básico ingles pero de gran corazón, que me
vio, freno y con un gesto de cuello y
cabeza en conjunto me dijo subite pibe.
El
viaje en el camión fue divertido porque entre palabras muy básicas como
"good" o "no good", una que otra seña y el traductor de
google nos la arreglamos para ir conversando todo el camino
Hasta
me invito un par cervezas que tenía en la conservadora del camión, claro "si
bebe no conduzca" se aplica también aquí, así que el manejaba y yo bebía.
André
me deseo la mejor de las suertes y me largo cerca del aeropuerto de Cracovia, a
las afueras de la ciudad.
Desde ahí
y un poco ebrio la verdad, solo me quedo llegar al centro de la ciudad....pero
bueno esa ya es otra historia.




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